El técnico sin complejos

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(Spain)

EL TÉCNICO SIN COMPLEJOS

Xavier Claramunt debe ser uno de pocos habitantes de Barcelona que vive sin cocina ni lavadora en su casa. Lo que a primera vista podría parecer una actitud rebelde o incluso de un cierto esnobismo, en realidad es un claro reflejo de la manera de vivir de este personaje nacido en Igualada en el año 1965 y que además de Arquitectura tiene en su currículum la carrera de Ingeniería aeronáutica. “En la ciudad hay de todo, yo siempre como en la calle y cuando quiero comer en casa, llamo a mis amigos. Es un tema de relaciones sociales”, sostiene.
Darle un nuevo significado a las cosas es un ejercicio que Xavier Claramunt domina a la perfección. “¿Por qué una joya tiene que ser de oro? ¿No podría ser de papel y servir para hacer amigos?” o “¿Por qué una ducha no puede estar en medio de una habitación?”. De las respuestas a estas y otras preguntas salen los productos y la manera de hacer de su equipo de arquitectos, diseñadores e ingenieros, que se autodefinen como propositivos y sin estilo.
Desde hace 16 años está al frente de una compañía, rebautizada recientemente por EQUIP Xavier Claramunt, que forman unas 30 personas y que ocupa el recinto del Palo Alto, en el barrio del Poblenou de Barcelona. Sus tres áreas de trabajo, arquitectura, diseño industrial y joyería son las diferentes maneras que tiene este equipo de dar respuestas a una serie de necesidades. La última apuesta es el Lab, una estrategia que consiste en trabajar en un proyecto o producto antes incluso que aparezca el cliente.  El prototipo de un hotel en el espacio o de un hábitat en el fondo submarino son algunos de los trabajos que han salido de este Lab.
Reconoce que “lo único que sabe hacer es trabajar”. Los que comparten con él la profesión aseguran que es “una bestia” y un gran apasionado de un trabajo que va mucho más allá de levantar un edificio, dibujar un grifo o decidir los colores de un interior de hotel. Reinterpretar los conceptos establecidos es su trabajo diario. Entusiasta y motivador, asegura que tiene una receta para seguir adelante con fuerza: “Cada mañana cuando me despierto pienso en la suerte que tenemos por poder comer tres veces al día”.
Su trabajo ahora al frente de este equipo es pura estrategia. “Hace tiempo que no dibujo. Tenemos gente muy buena con nosotros”, apunta. Una parte de su gente está en China, donde tiene oficina propia en Hangzhou desde hace dos años. “Allí fuimos porque un amigo mío empresario me animó a ir”. Como gran emprendedor, Claramunt pecaría más por pasarse que no por quedarse a medias. “Somos fan del refrán de estirar més el braç que la màniga”, asegura él mismo. Perfeccionista hasta límites insospechados y que chocan a veces con su imagen de despistado –quizás sea
aposta-, transmite su obsesión por el trabajo bien hecho a los que le rodean.
Hijo de arquitecto, concibe pocos días del año sin trabajar o sin pasar por su estudio. Cuando llega el fin de semana –de lunes a viernes confiesa que trabaja 14 horas al día- dedica unas horas a volar, su gran afición. En el aeródromo de Ódena sigue un curso de vuelo para obtener el título de piloto de ultraligero para poder su propio avión. Su pasión porque ocurra lo que uno desea le lleva a decir que “si quieres algo, créetelo, trabaja y lo conseguirás”. Claramunt ha enviado este sms a sus amigos para desear feliz Navidad.