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El Periódico
GALACTIC SUITE

(Spain)

MÁS CERCA DEL ESPACIO

El arquitecto Xavier Claramunt desarrolla un atrevido proyecto de hotel galáctico para millonarios
Calcula una tarifa de tres millones de euros por dos noches

Las utopías caducan muy rápidamente, como lo demostró en el siglo XIX un escritor visionario llamado Julio Verne. Así que el proyecto de hotel espacial diseñado por el equipo del arquitecto Xavier Claramunt no solo tiene fecha de apertura -el 2012- sino tarifa. Dos noches flotando en el espacio costarán tres millones de euros, contando con el preceptivo entrenamiento previo, según la previsión de un proyecto que “parece ciencia ficción pero puede hacerse”, sostiene su impulsor.
Este arquitecto con taller en la antigua fábrica Paloalto de Barcelona lidera un grupo de 30 profesionales que se articulan en torno a dos actividades estructuradas. Por un lado, la compañía trabaja en proyectos constructivos de edificios normales, desde concesionarios de automóviles hasta hoteles o viviendas. Y por otro, en una nave del recinto se encuentra un laboratorio de ideas de tipo experimental. Algunas son un fracaso, aunque el esfuerzo empleado haya valido la pena, y se quedan en el camino. Pero otras van cobrando forma y acaban materializándose o por lo menos convirtiéndose en un estímulo para experimentar sobre materiales y resistencias.

Colaboradores
Así sucedió con Galactic Suite, un hotel para privilegiados deseosos de cumplir su sueño de convertirse en astronautas aunque solo sea por unas horas. La idea nació como una broma mediática, pero de momento Claramunt ha implicado no solo a inversores, sino también a especialistas del GBT (Grupo de Bioingeniería y Telemedicina) de la Universidad Politécnica de Madrid y al CTAE (Centre Tecnològic per a la Indústria Aeronàutica i de l’Espai). Y en primavera, Claramunt impartirá el primer curso de diseño de arquitectura espacial en el marco de la Fundación Mies van der Rohe y la Escola Elisava. Todo se reduce, según su teoría, a “ser ambicioso y proponer sin complejos”.
Las habitaciones del hotel, según los dibujos que desde hace un año va divulgando el equipo, una media docena, tienen forma de cápsulas que recuerdan a un cacahuete y se irían ensamblando. Las cápsulas carecen de ángulos o aristas y solo tienen siete metros por donde flotar sin gravedad. Pero ¿es factible esta quimera? “Subir un hotel al espacio en el Ariadne 5 o en la Soyuz es factible. Cabe justo en la bodega del Ariadne. Subir al pasajero ya es más complejo”, explica. Y según sus previsiones, existen al menos unas 40.000 personas con capacidad para pagar los tres millones de euros que cuesta dormir entre galaxias.

Rascacielos
Mientras Galactic Suite va encadenando capítulos, Claramunt afianza su posición profesional en China tras decidir en el 2000 que como arquitecto tenía que estar presente en la mayor reforma urbanística de Asia. “Aquí nos peleamos por cada metro cuadrado y no pueden construirse torres en altura. Y esa es la especialidad que nos interesa”, señala. En estos momentos su firma construye unos grandes almacenes en Pekín y dos torres en el distrito de negocios de Hangzhou, una ciudad en crecimiento al sur de Shanghái. Estas dos torres fueron bautizadas como Flamenco Towers por sus promotores chinos. El nombre no se debe al cliché hispano más facilón, sino a cómo interpretaron los chinos el gesto del arquitecto cuando explicaba con las manos que las dos torres giran sobre su eje.
Las torres nacieron también en el laboratorio de ideas. Allí se elaboró un catálogo de 30 rascacielos para ofrecer a clientes de países diversos. Las Flamenco son las primeras que se construyen de entre una serie de maquetas precisas y pautadas que acompañan al catálogo. “El entrenamiento que hemos cogido al proyectarlas nos da bastante práctica”, asegura.