Estudio Laiguana en Barcelona

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Diseño Interior #147
LAIGUANA STUDIO

(Spain)

ESTUDIO LAIGUANA EN BARCELONA

“Estamos en el Poble Nou, antigua zona industrial de Barcelona que ahora está siendo ocupada por viviendas y estudios profesionales de moda, imagen y diseño. En la última planta de un edificio fabril de principios de siglo se lleva a cabo una rehabilitación para adaptarlo a un doble uso: estudio de diseño gráfico y plató fotográfi­co”. El proyecto -para el fotógrafo Jaume de Laiguana- y los entrecomillados de este texto son del arquitecto Xavier Claramunt, quien recuerda el estado original de la construcción: “debido a su función originaria nos encontramos con un gran espacio rectangular (595 m2) de suelo irregular, alturas generosas y dos series de ventanales que inundan el espacio de luz. Tanto la sen­sación de volumen como la gran cantidad de luz serán las virtudes que se intenten conservar”. La estrategia para mantener la amplitud de las naves originales fue diferenciar el proyecto de reforma de “lo radicalmente nuevo” mediante una voluntad explícita de mantener este último exento, sin generar segregaciones permanentes.“La primera acción será la construcción de un nuevo suelo, completamente plano, por encima del existente. La segunda consistirá en separar rotundamente las áreas de diseño gráfico y el plató de fotografía mediante una grada de hormigón que da la espalda al primero y sirve de atalaya privilegiada para los asistentes a las sesiones del segundo. Una vez decididos estos dos movimientos fundamentales queda por satisfacer ciertas necesidades más relacionadas con el uso concreto”. Examinémos las mencionadas actuaciones con detalle.

Para remediar la grave deformación del pavimento se decidió construir uno flotante sobre estructura metá­lica, pero manteniendo la distribución de cargas ante­rior. Para ello se soldaron sobre los pilares cilindricos preexistentes unos perfiles metálicos HEB. El forjado se completó con una chapa colaborante Hairco con solera de cemento teñido en negro, donde se alojan unas reservas mediante pletina de acero para recibir, en algunos tramos que delimitan ciertas áreas de tra­bajo, un pavimento de madera de ipe tratado al aceite y colocado sobre rastreles de pino. En el perímetro del suelo se encajó un canal de instalaciones de chapa plegada de acero de 5 mm que alberga iluminación fluorescente. El efecto que se consigue con ello es la separación visual entre el forjado y las paredes laterales.

Una vez saneada y adecuada la estructura, se pasó a la definición de la distribución espacial. “Acabo de llegar. La puerta se abre y entro en un espacio delimita­do por una cortina de terciopelo profundamente roja. Se intuye un gran espacio detrás. Veo una costura, introduzco la mano, corro ligeramente la cortina y paso adelante. Unos ojos me indican que la mía es la puerta del fondo. Hay gente trabajando, no los oigo porque se aíslan dentro de unas peceras, más adelante hay mesas a lado y lado. Aquí la gente está más cómoda, por aquí y por allí, de rodillas sobre las sillas o abalan­zándose en grupitos sobre una pantalla. Comentan. Me están mirando. Lo noto”. Para que este resumen senso-espacial sea completo -además de eficaz- necesitamos una mira de más corto alcance que haga hincapié en los detalles. Algo parecido a esto: El acceso se realiza a través de un muro alicatado por su parte interior con cerámica vitrificada de color blanco brillante, con una entrada iluminada por una lámpara de araña. Esta zona da paso a una especie de vestíbulo definido por una cortina de terciopelo rojo segregada ligeramente de los entornos de trabajo. En primer lugar se encuentran las áreas de trabajo gráfico, reuniones y despachos orde­nadas longitudinalmente por las tres franjas pavimenta­das en madera y amuebladas con grandes mesas de trabajo resueltas mediante estructura de tubo de acero y sobre de fórmica negra brillante. Los despachos con una mayor necesidad de privacidad se independizaron mediante grandes planos de vidrio laminar de suelo a techo y cortinas blancas semitransparentes. Arriba, el recorrido de sus guías se subrayó mediante la ilumi­nación fría de cátodos azulados. El techo, fruto de una antigua rehabilitación, está formado por bovedillas y viguetas de hormigón soportadas por perfiles IPN de pared a pared. Las instalaciones se han dejado a la vista y recuerdan la memoria fabril del edificio.

Sobre la franja central del rectángulo que traza la planta se sitúa un ámbito de descanso bajo otra lámpa­ra de araña y con fragmentos de cortina que marca la entrada a la segunda zona de trabajo: el plato de foto­grafía. La división entre los dos usos viene apoyada por una elipse de hormigón a dos metros de altura aligerada mediante pequeñas cúpulas que alojan iluminación. Por un lado, esta estructura se funde con el cubículo acristalado, mientras que por el otro dibuja una puerta pivotante realizada en vidrio laminar. Una ligera rampa desciende hacia el plato bajo la curva de hormigón que en última instancia se pliega hasta conformar el escalón más alto de unas gradas autoportantes. Éstas están realizadas en hormigón teñido de negro encofra­do in situ ligeramente elevado por una serie de pilares. Por detrás de las gradas, bajo la elipse de hormigón, se ubican el vestuario y las duchas. El conjunto está revestido por cerámica vitrificada negra brillante enmar­cada por pasamanos de acero que sirven de transición en los encuentros tanto del suelo como del techo curvo. Dicha estrategia se ha seguido en todos los paramentos cerámicos, subrayando el contraste entre lo nuevo y los muros originales. Las instalaciones se completan con un área de maquillaje, catering y cocina. El plato se ha dejado diáfano para ser utilizado a voluntad. La posible subdivisión viene dada por una serie de cortinas negras que permiten realizar actividades paralelas o comple­mentarias. El gesto que se repite es el de ir sumando elementos, pero dejando que el todo conserve su inte­gridad y pueda ser apreciado en su volumen.