El estilo intangible, sello propio


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El País ‘Propiedades’
EL ESTILO INTANGIBLE, SELLO PROPIO
(Spain)

EL ESTILO INTANGIBLE, SELLO PROPIO

Las propuestas de Xavier Claramunt revelan una nueva forma de pensar

Xavier Claramunt estudió ingeniería aeronáutica y luego arquitectura. Al poco de salir de la carrera, ya había montado su estudio. Él cree que ese currículo ha sido la clave de su empresa: “La ingeniería y la arquitectura no tienen nada que ver. En ingeniería te entrenan para resolver problemas de forma muy racional. En cambio, en arquitectura te enseñan a hacerte preguntas. La combinación resulta bastante completa”, afirma. Sin embargo, si hay algo que se defina como piedra angular de su trabajo es un deseo tan primario como “las ganas de construir cosas”.
EQUIP Xavier Claramunt, que ahora es una empresa con 25 personas que se ha expandido en China, se fundó en 1990 como pequeño taller. Sin embargo, las ganas de construir y la inquietud por investigar resolvieron que el funcionamiento se iba a orientar en tres dimensiones paralelas: arquitectura e interiorismo, diseño industrial y joyería.
Hace poco agregaron un cuarto valor: las respuestas o sugerencias a sus clientes de nuevas vías de desarrollo del producto. “Lo bueno de esta forma de trabajar es que cada disciplina agrega elementos a la compañía. La joyería nos da el cuidado con los materiales, el trabajar milímetro a milímetro, la rapidez… El diseño industrial nos aporta el trabajo sobre la seriación y la repetición automática de objetos, y la arquitectura nos otorga los conceptos generales de todo”, explica. No contento con investigar en tres campos, el trimestre pasado se puso en marcha el lab (o laboratorio). Paralelo a la agencia y con las mismas líneas de trabajo, es un espacio abierto a la experimentación y la profundización sobre cuestiones que se trabajan en la agencia. Y aunque la estructura es ordenada, el equipo se mueve por el organigrama: los jefes de proyecto cambian, la gente de la agencia pasa al laboratorio y un diseñador industrial puede saltar al área de arquitectura o viceversa sin problema, dependiendo del trabajo.
“Lo que nos identifica es que nuestro análisis tiene como meta reinventar aquello que se nos está pidiendo, pensar sin ideas preconcebidas. Por ejemplo, si pensamos en un árbol, normalmente pensamos en un tronco y unas hojas. Pero yo creo que es más bonito pensar que un árbol es también una sombra, el murmullo de las hojas, un olor… Se trata de revisar los conceptos que tenemos por inercia. Si empezamos el ejercicio desde otro punto de vista, el proyecto es más especial”, argumenta.
Si hablamos sólo de diseño de interiores, Claramunt lo tiene muy claro. Más allá de concepciones “decorativas” del interiorismo, el arquitecto y su equipo optan por el concepto global, el que integra interior con exterior, el que modifica la idea preconcebida del espacio. Por eso, y aunque también lo han hecho, no se dedican tanto a los encargos particulares como a los espacios públicos: hoteles, tiendas e instalaciones amplían su porcentaje, mes a mes, en su agenda. “La mayor parte del interiorismo que hacemos viene asociado a la arquitectura, que también proyectamos. Usamos el interiorismo para crear nuevas relaciones entre la gente que lo habita, nuevas posibilidades de juego”.
De su trabajo en el área de joyería, asegura, aprendieron a proponer al usuario una intervención sobre su producto, ya que sostienen la teoría de que cuando uno es capaz de hacerse algo para sí mismo, se siente bien. Y si se siente bien, lo usará con más ganas. “Lo opuesto a esto es que la gente tiene poco criterio y muchos complejos. Estamos tan acostumbrados a que nos digan qué debemos hacer, que tuvimos que inventar piezas donde esas decisiones fueran muy pequeñas, casi inconscientes. Y esto es lo que intentamos hacer ahora en interiorismo: que pasen pequeñas cosas en tu entorno, con pequeños movimientos que te hagan colaborar con el espacio”. Dice Claramunt que ellos, contrariamente a otros equipos, no tienen estilo propio porque el hecho de analizar cada propuesta y reinventar la respuesta hace que surjan estéticas y soluciones muy diferentes. Sin embargo, el estilo, además de una línea estética, bien puede ser una fórmula de trabajo. En ese sentido, su estilo no es físico: es la interacción.