Mi Domingo: Xavier Claramunt, arquitecto.

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La Vanguardia
MI DOMINGO
(Spain)

MI DOMINGO: XAVIER CLARAMUNT, ARQUITECTO

Yo, como no creo en casi nadie, el domingo trabajo. Pero como durante la semana de seis días, y una cantidad indecente de horas, trabajo, y mucho, entonces, como ni soy tonto ni soy supermán, necesito descansar. Pero no un descanso de ocio o inactividad, ni hablar del peluquín, porque lo que necesito es renovarme, y si no lo consigo me muero, que es una forma aburridísima de descansar en paz. Resumiendo, que mi Domingo es el Sábado, que es un día en el que tradicionalmente el catalanet i la catalaneta fa dissabte y compra, unos en el mercado, los más llenando un carro en el súper. Ante la amenaza de higienes y compras y el terror a repetir, yo me largo a volar. Y que no me busquen. Volar es cojonudo. Bien es cierto que de momento tengo que ir acompañado del instructor, pero es como si no estuviera, de hecho no le oigo y le escucho menos. Un susurro, una voz profunda. Está ahí conmigo como ese Dios de los Domingos, al que se le pregunta solo cuando se le necesita y si no, pues como si no estuviera. Muy cómodo. Pero es Sábado, y cuando vuelvo a la tierra soy una persona nueva, lloro un poco y como necesito una cierta guía para aclimatarme a este valle de lágrimas me voy a comer a casa de mis padres. O sea que vuelvo a nacer en Igualada, sin responsabilidades, sin novia, sin complejos, sin total y con bien poco. Como mejor, bebo también, y sin mediar siesta vuelvo a Barcelona no sin antes sorprenderme del color amarillo chillón de mi coche. Soy olvidadizo y la renovación siempre trae estás peculiaridades. Al día siguiente vuelvo al estudio, desierto por ser ese Domingo de tortellet o resaca tan seguido por el público general, y me dedico a hacer listas, porque ya me he olvidado de todo y necesito recordar de cara a la nueva semana. Son listas de lo que hice, de lo que hago y de lo que haré, y apunto al lado de cada entrada el nombre de quien me tiene que ayudar.