Un hotel de millones de estrellas

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La Vanguardia Revista
GALACTIC SUITE
(Spain)

UN HOTEL DE MILLONES DE ESTRELLAS

Dos catalanes preparan el primer tour espacial

A quienes las vacaciones de este verano le hayan sabido a poco pueden empezar a pensar en algún viaje espacial. No es algo que esté al alcance de la mayoría de economías, pero como los plazos de puesta en marcha no son inmediatos, hay tiempo para ir ahorrando. Imaginen, por ejemplo, una aventura espacial que culmina con tres noches en un hotel orbital con ingravidez y vistas sobre la Tierra. Esta es la propuesta que impulsa desde Catalunya la firma Galactic Suite y que ya tiene tarifas y calendario: tres millones de euros el viaje, reservas a partir del 2008 y primer vuelo en el 2012.
La compañía ofrece el primer paquete espacial para turistas que incluye la preparación, el traslado y la estancia en un hotel orbital. Sus impulsores son Xavier Claramunt, un arquitecto con taller en Barcelona y proyectos en diversas partes del mundo, y Marsal Gifra, un emprendedor que en su día estuvo vinculado a portales de internet como Latinia, Olé y Terra.
Con el estudio de viabilidad recién terminado, están en contacto con inversores árabes, japoneses y norteamericanos, y aunque aún no quieren dar nombres y cifras al respecto, aseguran que el proyecto, que necesita de una inversión de unos 2.000 millones de euros, está en la recta final. “Se puede culminar en los plazos que damos. La negociación con los inversores está avanzada y el único problema técnico grave, la lanzadera para subir a los turistas, tendrá una solución europea”, explica Claramunt.
El ambicioso proyecto incluye la creación del hotel orbital, un conjunto hotelero en el Caribe, que se encargará de acoger y preparar a los turistas, y el establecimiento de una línea de aeronaves de transporte. Según Xavier Claramunt, “nuestra oferta es la primera que tiene una vision global del turismo espacial. Nosotros no somos visionarios ni estamos creando la tecnología necesaria para todo esto. Simplemente estamos encajando piezas que ya existen y formando con ellas una oferta comercial viable y que para el turista lo incluye todo: traslado hasta la isla del Caribe, los entrenamientos de tres semanas, el vuelo hasta el hotel, la estancia durante tres noches en la Galactic Suite y el regreso a casa”.
El hotel espacial orbitará a 450 kilómetros de la Tierra y estará formado, inicialmente, por cinco módulos (dos de servicios y tres habitaciones) que le darán una cierta forma de racimo de uva. Las cápsulas han sido diseñadas para caber en la bodega de la Ariane, la nave desarrollada por la Agencia Espacial Europea. La lanzadera que transportará a los turistas –una mezcla de avión y cohete– viajará con seis personas a bordo (tres tripulantes y tres viajeros). Una de las atracciones del viaje será la posibilidad de dar 15 vueltas a la Tierra cada día y ver las correspondientes salidas del sol. Los turistas espaciales también participarán en algunos experimentos científicos.
El público para una oferta de este tipo, según los impulsores del proyecto, son unas 40.000 personas en todo el mundo, con el dinero, la curiosidad y la forma física necesarias para colocarse en una aventura que, pese a su precio, es mucho más asequible que los actuales viajes a la Estación Espacial Internacional que han puesto el turismo espacial de moda y que cuestan, como mínimo, unos 16 millones de euros.
Desde su web, el proyecto habla de una “visión diferente, una experiencia trascendental” y del “nacimiento del Homo Spaciens”. Y no faltan imágenes simuladas del fabuloso mirador que será el hotel.
El anuncio del proyecto ha tenido un gran impacto mediático en todo el mundo y ha generado una gran curiosidad. Y también algunas matizaciones. Los medios norteamericanos han recogido estos últimos días las manifestaciones de Mark Homnick, responsable de 4Frontiers, una empresa contratada por Galactic Suite como consultora. Explica que la logística del viaje difícilmente será accesible para un proyecto comercial antes del año 2015. Xavier Claramunt discrepa de esta valoración: “Ellos creen que desde Europa no vamos a disponer de lanzaderas para el viaje antes de esa fecha, pero se equivocan. Todo el proyecto, tal y como está planteado, es viable”.