Lugar extraño

TE03005MU-01-EQUIP.jpg

LUGAR EXTRAÑO Estamos en Santa Margarida de Montbui, una población extrañamente orientada a norte, en un solar en fuerte pendiente que desciende hacia la población dejando atrás, en la cima y a sur, un bosque de pinos y un sotobosque abundante. A norte, abajo, tenemos el acceso desde una calle que, como la mayoría de las del pueblo, sube zigzagueando. Nos rebelamos contra la situación dando la espalda a la población para mirar a sur, hacia arriba i hacia el bosque, y al mismo tiempo evitamos darnos de bruces con la montaña acomodándonos a dentelladas y escalándola de manera que ahora cada planta tiene una salida al nivel del jardín. Un nivel, un jardín.

APROVECHAR UNA SITUACIÓN ADVERSA La estrategia es repensar la situación aprovechando las propias condiciones adversas para cambiarlas. En un solo movimiento se pretende dar respuesta tanto a la técnica constructiva como a la intención. Se intenta dar la vuelta a la situación consiguiendo que ni el proceso para hacerlo sea un mero camino hacia nuestros objetivos ni que la situación a cambiar sea solo un problema. El proceso ha de incluir las intenciones finales. Tenemos dos familias de situaciones adversas, unas son físicas y otras legales pero todas nos invitan a realizar UN GESTO. En el primer grupo tenemos un solar con una fuerte pendiente orientada a norte, que nos abocará a ESCALAR y a VIVIR DENTRO DE UN MURO. La segunda situación incómoda la define una normativa que ordena y manda que solo se construya planta baja más piso, lo que nos lleva a VIVIR BAJO CAPUCHILLAS.

UN GESTO Un poco a la manera del torero que se aparta lo imprescindible para no ser empitonado y mueve ese músculo justo en el lugar y momento adecuado para mantenerse a la menor distancia posible del máximo peligro, un movimiento que lo coloca de cara a sí mismo. Y de esta manera los muros de contención se contorsionan en un juego de cóncavos y convexos que aparta las tierras, las contiene y nos protege de las inclemencias del tiempo. Definida por dos muros que nacen de contención y se van paulatinamente liberando de esas responsabilidades hasta llegar a curvarse para formar las cubiertas, la vivienda se coloca ella solita, se hace un sitio y entonces gira, escala la pendiente y marca su propio perímetro.

ESCALAR Aprovechar la adversidad de una fuerte pendiente quiere decir poder dotar a todas las plantas, y son tres niveles, de su acceso directo al terreno. El muro de contención se hace múltiple y lanza pequeñas extremidades que, apartando la tierra ahora aquí, ahora allí, hace posible el acceso directo al terrreno desde todas las plantas.

VIVIR DENTRO DE UN MURO Los dos muros de contención definen los espacios a habitar. Los muros se curvan para que la concavidad acoja la vivienda y la convexidad sostenga las tierras. Los muros de contención se pliegan para formar la cubierta pero aunque se buscan el uno al otro no llegan a encontrarse y dejan una rendija por la que desde la sala de estar y la cocina se domina el jardín y el bosque y las vistas a sur. Es una fachada vidriada que corre longitudinalmente aprovechando el intento infructuoso de los dos muros por encontrarse. La planta de estar queda bajo la cubierta que define uno de los muros sobre la primera crujía y mira sobre la cubierta que el segundo muro define sobre la planta de las habitaciones. La casa se mira a sí misma.

ESTAR BAJO CAPUCHILLAS Las reglas del juego hablan de planta baja más piso, pero nosotros necesitamos subir para poder mirar a sur y acercarnos al bosque de pinos. Nos replanteamos los niveles y curioseando descubrimos el desván gatero, ahí bajo la cubierta. Así, el muro que define la fachada a norte se curva longitudinalmente y dobla verticalmente para hacer las veces de techo de lo que será la estancia principal de la casa, inmediatamente bajo la cubierta y orientada a sur, mirando hacia el pinar. Desde aquí oteamos la segunda capuchilla cubriendo la crujía del estudio y de la habitación principal. Las dos capuchillas se doblan a diferentes niveles dejando ese resquicio longitudinal por el que la casa mirará.